domingo, 30 de noviembre de 2014

Mi experiencia Tinder.

Releyendo un poco el blog, a la vez que me horrorizo de mis errores de redacción y ortografía, me doy cuenta lo catártico que fue en su momento de adolescencia. Me hizo popular… mentira, pero era buena esa. En esa etapa de la vida tenía granos (los cuales tengo todavía), me vestía para el culo (ahora también) y no tenía citas. Y acá me complace anunciar que eso ha cambiado dramáticamente, aunque las experiencias son a veces tan malas que merecen ser contadas.

 Todo aconteció un día en una fiesta de amigos, nos descargamos en nuestros celulares TINDER. No sé si sabrán o no pero lo voy a explicar igual. La gente comenta que es súper superficial. Yo sólo voy a señalar que esta aplicación te deja elegir 5 o 6 fotos de tu perfil de Facebook, y luego configuras un rango de edades y de distancias (entre vos y el sujeto). Cuando terminás de hacer eso, aparece gente en tu pantalla y si te gusta, le ponés un corazón, sino, una cruz. Cuando la otra persona que vos le diste un “me gustaría mínimo chaparte porque estas bueno” le pone corazón a tu foto, se abre una ventana de chat para que hablen los dos y con suerte haya una cita. No me parece para nada superficial, no sé, opino.

 Mi primera cita fue un desastre, hice mal en no escuchar a la gente que decía que las personas están ahí sólo por sexo. Como soy altamente boluda y mi nivel de idiotez es proporcional a la cantidad de meses/año que no salgo con nadie, empecé a jugar con esta aplicación. Al principio nadie me ponía el corazón, eso fue hasta que me di cuenta que había puesto en mi configuración “soy hombre buscando hombres”. Cuando solucioné ese pequeño detalle, me sorprendí de la cantidad de chicos con los que tenía coincidencia. Voy a aclarar esto, que el hombre te ponga que le “gustaste” virtualmente, no garantiza que te hable, muchos lo hacen para levantar el ego. Incluyo a las mujeres en esto también.
Así que acá estaba hablando con este chico muy lindo y mi detector de bobos si bien estaba activado, este hacía un vuelo rasante, difícil de agarrar. Por eso cuando me preguntó por ir a tomar algo acepté.
 Se manejó 30 km a verme, cuando nos vemos esto fue lo primero que salió de su boca:
 -¡En tus fotos no se notaba el arito en la nariz!- dice bobo con cara de sorpresa
-Hummm no, perdón si te molesta (¿?) HOLA.- empezamos mal, no? ¿Le acabo de pedir perdón?–pienso.
Esto fue lo que dijo 1 hora después:
 - Gasté un montón de nafta para venir y salió caro, además peaje…
 -….
Un genio. De más está decir que no quería tocar temas profundos, porque simplemente "eran aburridos". Así que la conversación fue bastante limitada.
Después de eso, antes de llevarme a mi casa (gracias a la Pachamama, ni en chala me lo fumo otra hora más), hace un intento de darme un beso (¿ De verdad le da la cara?) y larga lo siguiente (Quiero decirles a las chicas que esto fue lo más poético que me dijeron en la vida y de verdad este chico la tiene re clara, o sea, todos deberían leer su manual de conquistas) :
 - Sos hermosa…
(Ayy… no era tan animal después de todo, me voy a sonrojar y sonreír tímidamente)
- Bueno, gra..


 - ¡QUÉ BUENAS GOMAS QUE TENÉS! TE LAS ESTUVE MIRANDO TODO EL TIEMPO 

¡¡¡¡PUUUM!! !!

Así se escuchó en mi cabeza el estallido de la burbuja.
Lejos de sentirme ofendida, porque fue un shock, largué una carcajada tremenda. Él me miraba consternado. Había dicho a su entender lo más romántico que dijo en su vida, no entendía por qué yo no me abalanzaba en sus brazos y lo besaba apasionadamente. En cambio lo que consiguió fue esto:
 -Perdón, pero yo no vi tu bulto, debe ser porque no lo noté…
-…. jaja
Tuvo la decencia de reírse también, aunque sea forzadamente.
 Me trajo a casa (a pesar de la nafta) y eso fue todo. Una historia para los nietos, al menos sabrán que la nona tenía buenas gomas.